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Vestida de niña frente a mis hermanas (Por Miki)


Querida Dani:

Después de mi experiencia inicial con el castigo de que me mi madre me pusiera en vestidos, mis hermanas estaban siempre ansiosas de verme con uno puesto. Casi cada vez que me metía en problemas, al menos una de ellas preguntaba "¿Vas a hacer que use un vestido nuevo, mamá"? La mayoría de las veces terminé con un vestido de encaje haciendo tareas domésticas, con mis hermanas mirando y divirtiéndose. Un par de veces, cuando mi mamá no estaba, me hicieron vestirme delante de sus amigos para mostrar su poder sobre mí. A veces mis hermanas incluso mintieron para meterme en problemas con la esperanza de que mi madre llegara a vestirme como niña. De lo contrario, ansiosamente buscaban oportunidades para que yo solo me metiera en líos. Una vez se me pasó la mano y en el colegio le levanté el vestido a Tatiana, una niña linda y rubia que estaba en mi grado. Dejé a todos, así, ver sus calzones blancos. Mi madre fue informada de mi comportamiento por teléfono y cuando llegué a casa me dijo que ya sabía todo Continuó de esta manera:
 "Parece que voy a tener que ponerte de nuevo vestidos."  

Yo no tenía dudas de que mis hermanas apoyarían esa idea. Mi hermana mayor estaba de pie en el otro lado de la habitación con su mano sobre la boca, apenas aguantando sus risitas. Podía escuchar a mis otras dos hermanas en su habitación, riendo también. "Ven conmigo, jovencito" dijo mi mamá mientras me agarraba del brazo. Me llevó a la habitación de mis hermanas, donde dos de ellas estaban eligiendo la ropa que me pondrían.Mi corazón se hundió cuando vi un vestido rojo de algodón colgando en la puerta del armario. Después entramos en la habitación y mi madre volvió a dirigirme la palabra: "Vamos a ver si te portas un poco mejor después de ponerte en ese bonito vestido que tus hermanas escogieron para tí". "Mamá", sollocé, rogando que no me hiciera eso. Mis tres hermanas observaban todo con sus rostros llenos de alegría.  "No te preocupes, si quieres ir a jugar con tus amigos puedo enviarte a sus casas después de que estés en ese vestido si no haces lo que te digo". Me quedé horrorizado, la idea de ser visto por mis amigos en ese vestido, o de cualquier vestido, era suficiente para hacerme mostrar mi mejor comportamiento. 

Mi mamá no me hizo desnudarme delante de mis hermanas, sino que me llevó a mí y a la ropa de mis hermanas a mi habitación y me hizo ponérmela con su ayuda. Como me ponía la ropa pude oír mis hermanas susurrando y riéndose en el pasillo. Después de ser vestido de nena mi madre, ella me llevó al pasillo para presentarme a mis hermanas, y ellas estallaron en risas como de costumbre. Me ajustaron el vestido, levantando el borde de la falda un poco para mirar mi ropa interior de encaje, y comentaron qué lindo estaba, burlándose sin parar.  Lo más humillante fue cuando tuve que limpiar las habitaciones de mis hermanas con ellas vigilándome y diciéndome qué hacer. Unos minutos más tarde sonó el timbre. Mi hermana más joven contestó. "Ohhhhh Miki, es para ti", gritó, con una risita luego.  Mi mamá vino a la habitación y dijo: "Unos amigos están en la puerta esperándote, ¿No vas a ver quién es?" "Dile que no puedo ir. Estoy ocupado ", le respondí. "No me digas qué hacer jovencito. Ahora vas a la puerta en este instante" ella dijo con severidad. Me acompañó hasta la puerta y se puso detrás de mí cuando recibí a dos de mis amigos. Al principio sólo miraban con los ojos bien abiertos, y poco después empezaron a reír sin parar. En medio de sus risas se las arreglaron para preguntar por qué yo llevaba un vestido. Me quedé inmóvil, congelado y las lágrimas formándose en mis ojos. 

Esa noche me dieron un camisón de niña con mis hermanas para dormir. A la mañana siguiente me acosté en la cama, despierto. Pensé que podría escapar de mi destino pasando el día en la cama, pero mi mamá y hermanas tenían otras ideas. Mi mamá vino a mi habitación seguida por dos de mis hermanas. Colgó otro vestido fuera de mi armario y puso distinta ropa de niña en los cajones. "Es hora de levantarse querida. ¿Te gusta el vestido que tus hermanas escogieron para usted?" preguntó con sarcasmo sosteniéndolo frente a mí. Era un vestido de fiesta de niña, con volantes y cintas y lazos, y con una falda muy amplia. Cuando me lo puse mis hermanas expusieron mis enaguas, y un par de calzones de fiesta de mi hermana que hizo volvió mis rodillas al agua. Mi madre no me hizo poner un vestido por unos meses después de eso, pero mis hermanas siempre preguntaban acerca de  "mi" vestido que estaba colgado en el armario. Sólo la idea de que el vestido estaba colgando en mi armario y el resto de mi ropa de niña -enaguas, calzones, medias- esperándome en mis cajones de la cómoda me hizo pensar con cuidado antes de meterse en problemas. Ser puesto una vez más en vestidos parecía tener un poder casi mágico sobre mí. La humillación de simplemente tener que usarlo junto a la amenaza de ser llevado afuera con él puesto me hizo comportarme totalmente diferente. Recuerdo haber oído a mi madre por teléfono hablando con alguien en un momento diciéndole cómo ella me castigó y lo bien que me comportaba al ser 'castigado'.Creo que ella estaba hablando con uno de sus amigos vecinos. Escuché mientras hablaban sobre ello durante unos diez minutos, luego hablaron de otras cosas. Gracias por este gran blog.

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