Ir al contenido principal

Cómo fui obligado a ser el esclavo de mi hermana (por Helena)

 Hola señorita Natalia,


Luego de aquella tarde humillado y obligado a usar el tutú de ballet frente a todas mis tías y primas, me comporté correctamente durante unas semanas, pues a los dieciséis años creía que había sido una dura lección de una tarde y nada más. Pero pronto se sucedieron más oportunidades para castigarme y someterme, para darme cuenta que aquella tarde de viernes de ballet no había sido más que el principio.

Luego de que prácticamente me había olvidado de aquel día, seguí con mi vida normal, la vida normal de un adolescente de 16 años: iba a mi práctica de fútbol, salía con amigos a divertirme e iba a la escuela. Cabe mencionar que en la escuela siempre fui muy estudioso, así que formaba parte de la escolta.

Un día que ensayábamos para los honores a la bandera, la directora nos pidió que nos probáramos los uniformes, puesto que la ceremonia de fin de cursos se acercaba y todo debía salir a la perfección. El uniforme de la escolta para los hombres era un pantalón blanco, una camisa blanca y un saco azul, así como el gorro en la cabeza.

Después de ponerme el uniforme, salí para la práctica, después del ensayo, se me cayó el gorro de la cabeza, y al agacharme la directora dijo: "-¡Por Dios! ¡Casi lo olvido! Es muy importante que cuando usen este uniforme, todos traigan ropa interior blanca, en especial los hombres, ya que no se les puede marcar la ropa interior en un evento así y menos cuando hablamos de la bandera. Como tú, Ernesto, se puede ver tu ropa interior a través de tu pantalón, Así que les pido que a partir de ahora usen ropa interior blanca."

El lunes siguiente, había honores a la bandera como de costumbre, los últimos del ciclo escolar normal. Faltaba una semana para el gran evento de cierre escolar.

Cuando me estaba poniendo el uniforme de la escolta, me di cuenta que traía bóxers rojos, ¡Había olvidado la advertencia de la directora! Así que me puse nervioso, pero tuve que salir a hacer los honores de todos modos.

Al final del evento la directora me mando llamar y me regañó muy fuerte, pues era muy evidente y ya me lo había advertido. Finalmente al salir me dijo: -"Que sea la última vez. Algo así no se puede repetir en el evento de fin de cursos".

Al llegar a mi casa le conté a mi madre lo sucedido y se carcajeó, al igual que mi hermana que estaba ahí escuchando todo.

-¿Por qué no haces una maleta con tu uniforme de la escolta y ahí pones unos calzoncillos blancos? Así no se te olvidará otra vez -dijo mi madre.
Así lo hice, puse en una maleta todo mi equipamiento incluyendo unos bóxers blancos.
El día del evento llego, así que me desperté temprano y tomé mi maleta muy confiado, pues sabia que traía mis bóxers blancos en la maleta. Y me fui.

Ensayamos durante un rato con la ropa que traía puesta, y faltando poco para que empezara el evento, la directora pidió que nos fuéramos a cambiar, que muy pronto iniciaría el evento y empezaba con los honores a la bandera.
Cuando me fui a cambiar, abrí mi maleta buscando los bóxers blancos, pero no estaban, así que me puse nervioso y los comencé a buscar desesperadamente. No estaban. Lo único que había era el uniforme. Al fondo de la maleta había un calzón blanco con lacitos en las orillas y con puntos rosas, y venía una nota que decía: "Creo que estos calzones te van a servir más. Estos los usé cuando tenía tu edad. Espero te gusten, Helenita. Atte: tu hermana mayor" por un instante recordé aquella tarde donde fui obligado a bailar frente a mis tías y primas con aquel tutú rosado y usando ropa interior de mujer. ¡No podía creerlo! Mi hermana me había puesto una trampa. Ni de chiste, pensé, pero la directora tocaba desesperadamente los vestidores diciendo que ya debíamos salir, que el evento iniciaría en unos minutos. Muerto de rabia y con ganas de matar a mi hermana, me puse los calzones y después el uniforme.

El evento salió muy bien, pero por obvias razones yo estaba más que enfurecido. Así que cuando llegué a mi casa fui inmediatamente a su cuarto y sin pensarlo dos veces la ataqué con fuerza. La verdad sí se me pasó la mano, pues aunque ella tiene diecinueve y yo dieciséis, ya tenía consideradamente la fuerza de un hombre adulto. Mi hermana comenzó a gritar e inmediatamente llego mi madre enojadísima tras la agresión a mi hermana.

-¿Que carajo esta pasando aquí, quien te crees para golpear a tu hermana de esa manera?
-¡Tus pinches calzones son el problema Mariana! Me hiciste quedar en ridículo. -grité furiosamente.
Mi hermana comenzó a llorar por el dolor de los golpes, y le empezó a explicar a mi madre la pequeña broma que me hizo.

La verdad es que actuó muy bien. Para alguien que no hubiera visto la escena completa supondría bajo la forma que narro los hechos mi hermana que el malo del cuento fui yo. Para mi mala suerte, mi madre no la vio. Fue entonces que exclamó, muy furiosa:
-¿Y donde están esos calzones ahora?
-En la maleta. -contesté
-Bueno, ve y póntelos en este mismo instante, y vas inmediatamente después a mi cuarto. Si no lo haces, te va a ir mucho peor, créeme.
¡Increíble! ¡Estaba siendo castigado por nada! Y mi hermana no podía creerlo, pero tenía una sonrisa de placer, mirándome fijamente. Había funcionado su plan más de lo que esperaba.

A los pocos minutos fui a la habitación de mi mamá únicamente con los calzones puestos. No podía de la vergüenza. Mi madre me dijo que si pensaba que una simple broma de mi hermana podría ser la causa de golpearla. A las mujeres no debes tocarlas ni con el pétalo de una rosa, me dijo. "Es absurdo que llegues a golpear a tu hermana. Así que como castigo irás a pedirle perdón a tu hermana por tu comportamiento, así, con los calzones puestos."
Intente quejarme, pero las cosas solo parecían empeorar si no lo hacia, así que me dirigí al cuarto de mi hermana a pedirle perdón, cuando me vio no pudo evitar carcajearse hasta reventar.
-Claro que te perdono, Helenita. Tengo que admitir que se te ven muy bien tus calzones. Aun recuerdo cuando los usaba yo, pero ahora son todos tuyos, princesita."
Yo me sonrojé al escuchar sus palabras, tenía los ojos rojos, con ganas de llorar.
-Ven, vamos a jugar algo, hermanita, como símbolo de paz.
Volteé a ver a mi madre como diciéndole que no me hiciera esto, pero no hizo mas que verme y decirme: obedece.
Solo eso bastó para sellar mi destino. Mi madre dijo que se iba a arreglar para la cena que tenía en la noche, pero dejo muy claro que debía hacer caso a mi hermana o pagaría las consecuencias.
Debido a que mi madre iba a salir, mi hermana pidió permiso de invitar a sus amigas a cenar.
-No tardan en llegar mis amigas, por que no vemos que te vas a poner para recibirlas y acompañarnos durante toda la noche.
Mi hermana me dijo que me metiera a bañar en lo que escogía mi atuendo para la noche.
Saliendo de bañarme, me dijo que fuera a su cuarto, únicamente con la toalla, y me dijo que había escogido mi ropa, que ojalá a la pequeña Helena le gustara, después me ordenó que me quitara la toalla y me vio desnudo, pero con las manos trataba de cubrirme el pene, mi hermana solo se reía y me entrego otro calzón: eran unos calzones amarillos con flores azules y naranjas, los lacitos en forma de pequeñas ondas de color rosa en las orillas y en la parte de atrás decía “LOVE" en letras rosadas. Eran los calzones mas femeninos y humillantes que había podido encontrar, así como un brassier de color azul claro, después sacó una falda de color rojo con flores y detalles de colores, y me la puso. Me llegaba aproximadamente a la mitad de los muslos, y después una blusa amarilla. Me pintó los labios de color rosa fuerte y me puso unos tacones muy altos. Yo ya no decía nada, parecía mudo.

Al llegar las amigas de mi hermana tuve que salir a la puerta a recibirlas, ofrecerles cargar su bolso y una bebida, asimismo tuve que servir de mesero todo el rato durante su estancia en la casa, obedeciendo a todo mientras las amigas me miraban y se reían discretamente. También mi hermana me hacía pasarla mas humillante aun, ya que me entrego unos guantes blancos que me llegaban hasta los codos y me decía cosas como: "Helenita no ha aprendido a usar tacones, a pesar de sus 16 años" y "¿ya les dijiste que también sabes bailar ballet?"

Después de que se fueron las amigas de mi hermana y regresó mi madre, le pedí permiso de quitarme la ropa de mi hermana, a lo cual accedió.
-"Espero que Helena haya aprendido a no golpear mujeres"
Después fui a cambiarme y a entregarle su ropa a mi hermana, por lo que finalmente me dijo "ya no me contaste como te fue en los honores a la bandera, a poco no son mas cómodos los calzones de niña?" y salí sin decir una sola palabra.

Esto fue otro episodio de como a plena adolescencia empezaron a someterme así, ya era la segunda vez en menos de dos meses. En otra carta escribiré otra historia que ocurrió después.

Besos,
Helena.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

De cómo mi madre me puso en un vestido (Por Rebeca)

  Querida señorita Natalia,   Después de unos años de disciplina a manos de mi madre, poco a poco fui la fui aceptando, y luego, me atrevo a decir, incluso la disfrutaba. Tuve la suerte de que Sarah, mi esposa, entendiera mi placer al vestir ropa de niñas, y desde que abordé el tema con ella, ha sido lo suficientemente feliz como para seguirme el juego. Desde que te escribí por primera vez, ella se ha interesado mucho más en lo que mamá solía hacer conmigo, y ha tomado un papel más activo en la recreación de algunas de las situaciones en las que me encontré. Ahora está ansiosa por llevar las cosas más allá y cada vez asume más el papel de madre o niñera. Incluso comenzó a obligarme a hacer las tareas domésticas con un vestido y un delantal, pero más de eso en otro momento.  También ha insistido en que te cuente más de mis experiencias de la infancia, así que espero que te parezca conveniente publicar otra reminiscencia. Como suele hacer ahora, me ha puesto un pequeño vest...

Vestida de niña frente a mis hermanas (Por Miki)

Querida Dani: Después de mi experiencia inicial con el castigo de que me mi madre me pusiera en vestidos, mis hermanas estaban siempre ansiosas de verme con uno puesto.  Casi cada vez que me metía en problemas, al menos una de ellas preguntaba "¿Vas a hacer que use un vestido nuevo, mamá"? La mayoría de las veces terminé con un vestido de encaje haciendo tareas domésticas, con mis hermanas mirando y divirtiéndose. Un par de veces, cuando mi mamá no estaba, me hicieron vestirme delante de sus amigos para mostrar su poder sobre mí. A veces mis hermanas incluso mintieron para meterme en problemas con la esperanza de que mi madre llegara a vestirme como niña. De lo contrario, ansiosamente buscaban oportunidades para que yo solo me metiera en líos. Una vez se me pasó la mano y en el colegio le levanté el vestido a Tatiana, una niña linda y rubia que estaba en mi grado. Dejé a todos, así, ver sus calzones blancos. Mi madre fue informada de mi comportamiento por teléfono y ...

Puse en calzones bombachos a mi hijo (por Tania)

Hola Dani, Me encanta tu sitio y pensé en aceptar la solicitud de contribuciones. Mi esposo Ian ha estado bajo una firme disciplina de enaguas controlada por las mujeres desde una  edad temprana.  Su madre, Edith, creía firmemente en el uso de la correa sobre su  trasero desnudo en caso de violaciones graves de la disciplina.  Le correspondía a ella ser la  disciplinaria, debido a que su marido era un vendedor ambulante y estaba ausente por largos períodos.  También lo ponía  sobre sus rodillas y regularmente le daba fuertes nalgadas en el trasero, por  delitos menos graves. Una vez me contó la tarde que lo encontró fumando.  En ese momento  tenía diez años.  El castigo se llevó a cabo antes de la cena.  Ian  había estado confinado en su habitación esa tarde.  Edith hizo que se desnudara desde la cintura y se acostara en la cama con las caderas sobre una  almohada.  Luego le dieron una paliza con una correa ...