Querida señorita Natalia, Después de unos años de disciplina a manos de mi madre, poco a poco fui la fui aceptando, y luego, me atrevo a decir, incluso la disfrutaba. Tuve la suerte de que Sarah, mi esposa, entendiera mi placer al vestir ropa de niñas, y desde que abordé el tema con ella, ha sido lo suficientemente feliz como para seguirme el juego. Desde que te escribí por primera vez, ella se ha interesado mucho más en lo que mamá solía hacer conmigo, y ha tomado un papel más activo en la recreación de algunas de las situaciones en las que me encontré. Ahora está ansiosa por llevar las cosas más allá y cada vez asume más el papel de madre o niñera. Incluso comenzó a obligarme a hacer las tareas domésticas con un vestido y un delantal, pero más de eso en otro momento. También ha insistido en que te cuente más de mis experiencias de la infancia, así que espero que te parezca conveniente publicar otra reminiscencia. Como suele hacer ahora, me ha puesto un pequeño vest...
Comentarios
Publicar un comentario