Hola Dani!
Cuando tenía trece años mi vida pareció empeorar. Me convertí en un mocoso según mi madre, que se frustró mucho con mis acciones. Apenas unas semanas después de mi cumpleaños me dijo que ya estaba harta de mi comportamiento intolerable y que iba a hacer algo al respecto. No la tomé en serio porque, después de todo, era solo una mujer.
Llegué a casa de la escuela después de un día de ser una molestia para todos mis maestros y el director y descubrí que habían llamado a mi madre y le habían contado sobre mis travesuras. Mi madre me recibió en la puerta y me dijo que fuera a mi habitación y el tono que usó me dijo que estaba en un gran problema. La oí hablar con alguien por teléfono durante aproximadamente media hora. Me senté a jugar con mis camionetas y autos mientras ella hablaba pero aún la escuchaba. Parecía estar hablando con alguien sobre lo que yo había estado haciendo. Cuando terminó de hablar, se acercó a mi puerta y la abrió, me dijo que me quitara la ropa, me metiera en la bañera y me lavara muy bien. Escuché la puerta principal abrirse y cerrarse mientras me bañaba. Escuché a alguien más hablando con ella y parecía que podría haber una niña hablando también. Cuando la puerta se abrió de nuevo yo estaba de pie con una toalla envuelta alrededor de mi cintura. La madre entró junto con Karen y la madre de Karen de la puerta de al lado.
En sus brazos había mucha ropa pero no parecían cosas de niños. Mamá me dijo que me deshiciera de la toalla. Miré a Karen y le dije que se fuera primero. Mi madre se acercó a mí y me arrancó la toalla dejándome desnudo. Intenté esconderme pero mi madre me llevó al centro de la habitación. La señora James tomó algo del montón de ropa que habían tirado sobre mi cama. Me entregó unas bragas de color rosa pálido que eran de encaje y seda. Mi madre les dijo que se los pusieran y que se apresuraran, yo le dije que no y aparté la mano de la señora James. En ese momento me pusieron en el regazo de mi madre y me azotaron como a un niño pequeño. Ella no paró hasta que yo estaba sollozando. Me levantaron y me dijeron que pidiera que me permitieran usar las bragas. Comencé a negarme, pero el dolor en mi trasero me ardía mucho. Miré al suelo y pregunté si me podían permitir usar las bragas. Karen me preguntó si pensaba que eran bonitos y supe que sería mejor que la respuesta fuera sí. Sollocé la palabra sí mientras tomaba las bragas y me las ponía. Luego, mi madre me dijo que pidiera cada prenda de niña y que le agradeciera a Karen por la donación para mi nuevo guardarropa. Pronto no solo llevaba bragas, sino también un sostén de entrenamiento y una enagua con una falda y una blusa rosa. Karen me dijo que me sentara en la silla mientras me hacía algo en el cabello y me ponía lápiz labial en los labios. Luego me puso unos pendientes en los lóbulos de las orejas. Me entregaron unos calcetines que tenían encaje en la parte superior y unos zapatos de niña. Me dijeron que modelara mi nuevo atuendo para ellos. Karen empezó a tomarme fotografías modelando para ellos. El resto de la tarde la pasé aprendiendo a hacer reverencias, hacer cabriolas y menearme como una niña. Tuve que desfilar por la habitación hasta que lo conseguí.
Pasé toda la noche haciendo cosas de chicas. Pero lo peor estaba por venir. Tuve que aprender a usar el baño como una niña sentada para orinar y a poner toallas sanitarias en las bragas porque mamá dijo que cuando me empezara la regla tendría que saber cómo ponérmelas
. Había pasado por la parte mala hasta que Karen dijo que era hora de irme a la cama para no llegar tarde a la escuela. Me pusieron un pijama de muñeca y una redecilla para mantener mi cabello en su lugar.
Me dijeron que iría a la escuela como niña durante todo el semestre y que, si era buena, recuperaría mi ropa de niño después de eso. Comencé a llorar pensando en cómo los chicos me intimidarían por vestir ropa de niña. La madre dijo que había hablado con la escuela y estuvieron de acuerdo en que las enaguas eran la única disciplina que funcionaría con un niño tan mocoso. Mamá también me dijo que mi nombre para el semestre sería Barbi y los profesores ya sabían mi nuevo nombre.
A la mañana siguiente, Karen vino a ayudar a mi madre a vestirme para la escuela. Estaba llorando como una niña pequeña mientras me ponía un traje de colegiala muy corto. Bragas blancas con encaje y un sostén de entrenamiento con una blusa blanca y una falda corta a cuadros y medias largas y pacientes zapatos de cuero. El conjunto solía pertenecer a Karen y ella dijo que me veía muy bonita con él. Tan pronto como me vestí, mi madre le pidió a Karen que acompañara a su pequeña a la escuela y tratara de asegurarse de que ningún niño malcriado me levantara la falda y expusiera mi pequeño trasero en bragas. Ambos se rieron porque yo le había hecho eso mismo a Karen la semana pasada en la escuela.
Mientras caminábamos hacia la escuela, varios de los chicos iban camino a la escuela y cuando me vieron todos comenzaron a burlarse y reírse. Carl corrió detrás de mí y me levantó la falda y todos vieron las bragas. En la escuela cuando la maestra pasó lista gritó BARBI en voz alta lo hizo cuatro veces hasta que dije aquí.
Escribiré más después ya que ahora tengo que bañarme para ir a la escuela.
Morris
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